2 ene 2008

El fin del trabajo asalariado es el principio de nuestras vidas


"De ahí que el obrero se sienta en su casa fuera del trabajo y en el trabajo fuera de sí. Está en casa cuando no trabaja, y cuando trabaja no está en casa. Su trabajo, por lo tanto, no es voluntario, sino obligado, trabajo forzado. No es, por lo tanto, la satisfacción de una necesidad, sino sólo un medio para satisfacer necesidades fuera de éste. Su carácter ajeno lo pone de relieve el hecho de que, tan pronto deja de existir alguna coacción física o de cualquier otro tipo, se huye del trabajo como de la peste."

Karl Marx, Manuscritos económico-filosóficos, 1844

Toda nuestra vida, así como este mundo, están fuertemente condicionados por el trabajo, desde que nacemos hasta que morimos. Con juguetes que simulan el trabajar preparándonos para ello, ni que decir de las escuelas, espacios donde también mediante obediencia, obligaciones y horarios ya nos van adoctrinando para ser buenos y buenas trabajadoras.
El trabajo está en todas partes, en la fábrica, en la escuela, en la calle, en casa, en la oficina, en la cama contando las horas de sueño que nos quedan, él lo divide todo: los afectos, los sentimientos, las horas, que de hecho están organizadas como tal para servir a este dios. Toda la vida gira alrededor del trepalium (1). Buscando trabajo, trabajando, o intentando salirse de él, sin salirse nunca ya que los límites están cerca y a la vista. El trabajo es la negación de la actividad, de la vida, de la satisfacción, del goce, haciendo algo ajeno de nosotros mismos y de nuestra propia actividad, embruteciéndonos día tras día en la tranquilidad de la rutina.

En esta sociedad de clases todo se subordina al trabajo, y todo lo que nos rodea está en venta, incluyendo obviamente a las personas. Entonces lo importante no es trabajar en mejores condiciones y menos horas, lo revolucionario es acabar con un sistema donde para poder vivir uno debe mantener a otros por obligación, si no se mantiene a la burguesía se esta destinado a morir de hambre.
El trabajo es una condena y lo mas razonable y apasionado sería liberarse de él, y no hablamos de una actividad digna de una ostra, sino de realizar todo lo necesario para vivir en una verdadera comunidad humana, sin regalar nuestro esfuerzo a otra clase que por el simple hecho de dárselo nos premia controlándonos e imponiendo falsas necesidades.
¿Entonces como hablar de lucha anti-capitalista y validar al trabajo como medio de dignificación? ¿Como hablar de anti-capitalismo desde una óptica no internacionalista? Los oprimidos y explotados del mundo no tenemos patria, no queremos aceptar las divisiones que nos ha impuesto la misma mano que nos mata, estamos dividiéndonos según las líneas que trazaron quienes se creen dueños del mundo, y contra ellos debemos enfrentarnos, por ahí deberían pasar las diferencias, el odio debería manifestarse contra ellos, contra la autoridad, no contra personas que están en nuestras mismas condiciones.
No queremos mejoras laborales ni salariales, queremos el fin del trabajo asalariado que es el eje de esta sociedad de hambre, miseria y explotación.

(1) "Trabajo", proviene etimológicamente del latín "trepalium" que era un instrumento utilizado para la tortura.


Si el trabajo fuese algo bueno, los ricos se lo guardarían para ellos solos

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen post, che. Me gustó, le corregí un par de detalles solamente, pero me cabió. Estas cosas hay que reivindicar de Marx, son geniales.

desmadre dijo...

hay algunas cosas buenas en el blog. sobretodo el fragmento de los manuscritos eco. filo. de Marx. Lo otro me parece demasiado fanzin anarco puber punk... pero bueno.

saludos

Anónimo dijo...

Josele?
Y sí, puede ser que tengas algo de razón. Pero bueno, son cosas que nos gusta compartir, y estamos conscientes de que ponerlas por escrito en este medio no basta ni para producir algún cambio o dejarnos satisfechos. Así que acá están para quien quiera leerlas.

Anónimo dijo...

http://peru.indymedia.org/news/2008/01/37889.php

Anónimo dijo...

Excelente aporte este post, y en el resto de los mismos me parece que hay un avance significativo con el tema del invdividualismo, de la praxis, y hasta cuestiones de género mas bien profunda, que se ven en el sitio. ¡Adelante sin prisa y sin pausa! :)

Anónimo dijo...

Saludos a todxs.

Quiero opinar sobre este post. Creo que en esencia está bien, pero algo desactualizado e incompleto.

Primero, porque el análisis de la existencia alienada del obrero que hizo Marx data de la época pre-espectacular del capitalismo. En esa época no había consumismo ni televisores. En esa época persistían en la familia lazos comunitarios pre-capitalistas, los obreros formaban una comunidad de clase porque no habían sido integrados todavía como ciudadanos y consumidores, el antagonismo entre el proletariado y la sociedad burguesa era mucho más evidente.

Hoy esto no es así, el obrero está integrado a la sociedad capitalista y no sólo a través de la coerción que impone el trabajo enajenado, sino a través de su integración como ciudadano, como consumidor, como partícipe de la "opinión pública". El obrero típico en situaciones de estabilidad capitalista, fuera de su lugar de trabajo no es un hombre libre, sino un burgués.

Segundo:

"El trabajo es la negación de la actividad, de la vida, de la satisfacción, del goce, haciendo algo ajeno de nosotros mismos y de nuestra propia actividad, embruteciéndonos día tras día en la tranquilidad de la rutina."

Yo este párrafo lo corregiría con una sola cosa: en vez de "el trabajo" diría "el trabajo enajenado". Porque también es posible trabajar para algo que no es ajeno a nosotros mismos, que satisface una necesidad real, que actualiza nuestras capacidades. Por ejemplo, el trabajo de sostener un blog como este donde se publican reflexiones anti-capitalistas.

Pero aun así, el trabajo enajenado no es la causa de la negación de nuestras vidas, es también su consecuencia.

Existen condiciones coercitivas (que se expresan en la autoridad instituida, ya sea personal o impersonal, individual o colectiva), pero a su vez esas condiciones coercitivas son reproducidas mediante una praxis auto-alienante.

La destrucción de todo aquello que nos oprime es el resultado de esa lucha contra nuestra auto-alienación. La relación de opresión no existe sin una cooperación alienada por parte del oprimido.

A lo que voy es que no sólo debemos enfocar la lucha contra el sistema como la destrucción de los instrumentos de dominación y las conductas funcionales a esta situación (la creencia del trabajo digno en el capitalismo, por ejemplo), sino como una lucha por la realización positiva de las capacidades y necesidades humanas.

Saludos.

Anónimo dijo...

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