6 ago 2008

Intervención – Comunicación – Participación




Introducción – Intervención – Inyección

La precondición por cada intervención es la separación de aquellos que llevan a cabo la intervención respecto de aquellos a quienes está dirigida. La intervención nos lleva de vuelta a la situación de la minoría iluminada desarrollando las ideas revolucionarias.

La creencia de que las ideas revolucionarias no se originan en el proletariado y son introducidas desde fuera del mismo esta relacionada generalmente con el leninismo. Los leninistas aceptan esta visión y actúan en forma acorde para introducir o injerir sus ideas en los etéreos proletarios. Y aunque la idea de que estas nociones deben venir desde afuera es rechazada por muchos, la noción de que la conciencia comunista se origina fuera del proletariado se mantiene viva en el leninismo “negativo” (comunismo anti-bolchevique, o consejismo).

El consejismo (al menos arquetípicamente) toma una posición opuesta al leninismo, oponiéndose a la introducción de las ideas revolucionarias, favoreciendo la espontaneidad. Ambas tendencias aceptan la misma separación fundamental entre la minoría iluminada y la masa ignorante. ¿Por qué?

La tenacidad de esta noción se debe a su naturaleza de ideología burguesa. Esta concepción de la introducción de las ideas subversivas puede ser común entre leninistas y consejistas, pero el verdadero hogar de esta noción está en la prensa, los medios y la sociología burguesa. ¿Cuántas veces hemos leído en los diarios que una manifestación se convirtió en un disturbio, o un conflicto barrial en una huelga salvaje, debido a “agitadores externos” o “extremistas externos”?

Pero esta noción de la separación del comunismo y el proletariado no es sólo un producto de los medios burgueses. Es una ideología burguesa, en el sentido de que es una reflexión de la apariencia de la sociedad burguesa.

Los comunistas se encuentran aislados de los proletarios, del mismo modo que los proletarios no-comunistas lo están de otros proletarios. Además, la noción de que los “externos”, los “subversivos”, los “revolucionarios” son sociologicamente distintos de la masa trabajadora es la mayoría de las veces, verdad.

¿Y porqué no debería serlo? Ser un comunista en un período no revolucionario significa por sobre todas las cosas vivir en un período derrotista y saberlo, desear la comunidad de lucha, pero sentirse aislado.

Mucha de la actividad comunista de hoy en día ronda alrededor de la lectura y la escritura. Es obvio que estas actividades agradan a unos y repelen a otros. ¿Y qué? ¿Quién dice que debemos ser sociologicamente típicos? (sirve añadir que los proletarios, esos separados de los medios de producción, están probablemente menos ligados a la producción fabril que en el pasado).

Comunicación – Comunidad – Comunismo

El Comunismo no es el producto de una minoría educada, incluso si parte de la reproducción del comunismo es por medio de la lectura y la escritura de textos. El comunismo se origina en la naturaleza antagónica de la sociedad moderna – la contradicción simultánea del aumento de la riqueza y la pobreza, la precarización, la desposesión y la creciente subyugación de la vida a las incertidumbres del mercado.

El comunismo y los comunistas son un producto espontáneo de nuestra sociedad.

Si el comunismo se origina en la condición proletaria y en la lucha entonces esto tiene implicaciones en la noción de la “intervención”. Donde la “intervención” implique el monólogo de la minoría radical, el comunismo se desarrolla mediante la comunicación multidireccional y mediante la participación partisana. ¿Qué se entiende regularmente por intervención? Entregar un panfleto en una manifestación o una charla, donde consideres a la mayoría de tu potencial audiencia como imbéciles.

Palabras “finales”

Toda comunicación es en menor o mayor medida “alienada”, no sólo los panfletos. Si lo que mediante la ideología intervencionista es criticado, esto no significa que toda actividad que pueda ser llamada una “intervención” deba ser desechada. Tristemente, un panfleto es a menudo el mejor método para intentar la comunicación, considerando su inherente foco unidireccional. Los comunistas no son héroes que traerán la revolución o peligrosos intelectuales que liderarán a los simples proletarios. Mayormente somos proletarios, pero no del tipo común o al menos no más comunes que los demás. No tenemos un rol histórico, pero como muchos otros tenemos la necesidad de vivir distinto y este reconocimiento encarna una posibilidad.

“VANGUARDIA Proscripta”

Pannekoek dijo alguna vez: “El proletariado no es débil debido a que está dividido, está dividido porque es débil”. Sería un error creer que, si una decente organización comunista interviniera en esta clase, esto haría una diferencia que hiciera que el proletariado se convirtiera en una fuerza para el comunismo. El comunismo entonces sería un acto o un deseo minoritario.

Por el contrario, solo cuando el proletariado sea una fuerza en lucha con algún grado de conciencia comunista se formará una organización comunista de clase realmente digna de ese nombre. Entonces las organizaciones serán formadas por comunistas enraizados en la lucha del proletariado, esto es, por proletarios que consideren al comunismo como una tarea práctica. En el intermedio, haremos lo que podamos y debamos, pero entendiendo que lo central es la acción y la situación de la clase, y no la situación de las minorías.

Realizado por Antagonism


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Se podría agregar que:
Todas las separaciones vividas por cada uno de nosotros como proletarios (en el trabajo, la relación con nuestro cuerpo, la relación con otros humanos), se manifiestan seguramente en la creación o repetición de ideologia separada y separadora, de ahi puede suceder lo de ver a los proletarios comunistas y a los proletarios no-comunistas como aislados, porque como bien señala el texto: "Los comunistas se encuentran aislados de los proletarios, del mismo modo que los proletarios no-comunistas lo están de otros proletarios."

Por otro parte: El comunismo se origina en la naturaleza antagónica de la sociedad, el capitalismo crea a su propio sepulturero, bien... existe entonces un condicionamiento material, pero esto no es un determinismo que nos permite quedarnos de brasos cruzados, total tarde o temprano el comunsimo se dará por si solo.
Al final del texto se señala que podemos hacer mientras tanto ("lo que podamos y debamos") y como ("entendiendo que lo central es la acción y la situación de la clase, y no la situación de las minorías")... el "como" es fundamental para noc aer en el militantismo, el activismo o el denominado vanguardismo, pero el que hacer se queda corto, y no es problema de este o tal texto, sino tambien del tiempo contrarrevolucionario que nos toca vivir, porque ciertas acciones minoritarias tienen gusto a poco, pero son indispensables, ya que nuestra meta no es inmediata y son de los tantos pasos indispensables que permitirán nuestra autonomía de clase, recordando que estas pocisiones y acciones serán lamentablemente minoritarias en estos tiempos.

Anónimo dijo...

La creencia de que las ideas revolucionarias no se originan en el proletariado y son introducidas desde fuera del mismo esta relacionada generalmente con el leninismo. Los leninistas aceptan esta visión y actúan en forma acorde para introducir o injerir sus ideas en los etéreos proletarios.


Que?! por favor:


http://www.marxists.org/archive/lenin/

Anónimo dijo...

Querida Cecilia:

Entendemos que estas palabras puedan herir ciertos espíritus bolcheviques. Pero lamentablemente mandarnos a leer es un recurso que ya no sirve. Conocemos la manera de hacer política leninista, y su limitación -y base de nuestra crítica, por cierto- radica en el hecho mismo de que su estructura se encuadra como Partido. Vamos a analizar cómo es que funcionan estos partidos:

Los partidos son un grupo de gente con un programa e ideología determinados, que concibe que la solución a los problemas sociales llegará cuando ellos obtengan el poder político y puedan implementar su programa. Como el programa y la ideología ya han sido definidos por la élite intelectual fundadora del partido, la principal actividad que tiene el partido de ahí en adelante es reclutar militantes, enrolar gente para su programa, expandir su influencia ideológica sobre las masas (porque para que sus propósitos se cumplan, la gente debe seguir actuando y pensando como masa).

Toda su propaganda está dirigida a ese propósito, a convencer a la gente (incluyendo a su propia militancia) de la necesidad de su existencia, de la necesidad de su dirección política, de la necesidad de enrolarse al partido para conseguir el fin deseado. El partido entonces, reconoce un “mercado”, y actúa allí chocando con el afuera pero actuando y buscando lo más conveniente y amigable para con sus futuros militantes.

Esta es la forma dominante, popular, de hacer política. El discurso, la propaganda, dirigida a convencer a la masa de la necesidad de seguir las directivas de un grupo de especialistas. Ellos son ese "afuera": la vanguardia intelectual, el militante profesional, y demás personajes surgidos de la estructura verticalista partidaria. Pero la propaganda partidaria no prioriza decir la verdad. No la prioriza porque en términos de enrolar a más gente no se le puede señalar a la gente cosas como su propia responsabilidad por su situación miserable. No, no. Debe decírsele: "Para luchar por tus intereses necesitás una herramienta, y esa herramienta es el partido. Como no tenés herramientas para luchar, o seguís usando una que no te sirve, no luchás o luchás a medias, mal”.

Es decir, la propaganda partidaria, por el peso mismo de la lógica nefasta en la que se circunscribe, debe priorizar el ofrecer una mercancía ideológica que pueda venderse, ya que la transformación cualitativa del movimiento se identifica con el crecimiento cuantitativo del Partido.

'La organización revolucionaria no puede ser más que la crítica unitaria de la sociedad, es decir, una crítica que no pacta con ninguna forma de poder separado, en ningún lugar del mundo, y una crítica pronunciada globalmente contra todos los aspectos de la vida social alienada. En la lucha de la organización revolucionaria contra la sociedad de clases, las armas no son otra cosa que la esencia de los propios combatientes: la organización revolucionaria no puede reproducir en sí misma las condiciones de escisión y de jerarquía de la sociedad dominante. Debe luchar permanentemente contra su deformación en el espectáculo reinante. El único límite de la participación en la “democracia” total de la organización revolucionaria es el reconocimiento y la autoapropiación efectiva, por todos sus miembros, de la coherencia de su crítica, coherencia que debe probarse en la teoría propiamente dicha y en la relación entre ésta y la práctica.'

"El proletariado como sujeto y como representación"
La sociedad del espectáculo, Guy Debord

Ricardo Fuego dijo...

El artículo es interesante, pero se me ocurren algunas puntualizaciones:

1) Esto es algo que no sólo he encontrado en este texto, sino en varios. La igualación del comunismo de consejos con el "consejismo". El "consejismo" es la versión ideologizada de la teoría del comunismo de consejos, sobre todo cuando se toma a esta última solamente como un rechazo al leninismo y no como una teoría positiva de la autoliberación proletaria. Al fetiche bolchevique del partido, el consejismo le opone el fetiche de los consejos obreros; al dirigismo que dice "lo espontáneo es la forma embrionaria de lo consciente", le opone el culto a la espontaneidad; al vanguardismo autoproclamatorio le opone un ascetismo anti-intervencionista de las minorías revolucionarias; a la propaganda de la eficacia de la organización vertical le opone la propaganda de las bondades de la autonomía y la democracia directa.

Pero en mi opinión en el conocimiento directo de la teoría del comunismo de consejos se supera la oposición entre el leninismo y el consejismo.

http://www.geocities.com/cica_web/consejistas/indice.htm

2) El texto parte de un ya asumido rechazo al leninismo, y a esto le agrega un rechazo al leninismo negativo. Lo que tenemos al término del texto es una versión más completa del "qué NO hacer" o "cómo NO actuar". Pero esto no responde a la pregunta positiva de qué hacer y cómo actuar.

Porque el texto, a pesar de lo dicho sobre que el comunismo no será un acto o un deseo minoritario y la poca importancia de la escritura de textos, el debate teórico, y la publicación de panfletos, está dirigido efectivamente a la minoría de comunistas interesados genuinamente en una revolución que termine con toda forma de explotación y opresión.

Entonces, si "solo cuando el proletariado sea una fuerza en lucha con algún grado de conciencia comunista se formará una organización comunista de clase realmente digna de ese nombre", terminar con "En el intermedio, haremos lo que podamos y debamos, pero entendiendo que lo central es la acción y la situación de la clase, y no la situación de las minorías.", es quedarnos medio en bolas, con perdón de la expresión.

Tenemos que exponer en forma positiva qué es lo que debemos hacer y cuándo, dónde, con quién, y cómo podemos hacerlo.

Humildemente, en el CICA estamos en ello desde hace unos años. Sintéticamente -muy sintéticamente, porque esto no es un tema cerrado- a la conclusión que hemos llegado sobre el "qué hacer" es que esto viene dado por las circunstancias históricas. Para el "qué hacer" sí es suficiente el enfoque a partir de toda la clase. La clase debe constituirse en sujeto político autónomo, destruir el capitalismo, edificar una sociedad de transición hacia la abolición del poder político y las clases, etc.

La cuestión que queda es el "cómo hacer". Por ejemplo, los proletarios no podrán hacer todo esto si no piensan por sí mismos, si siguen atados a perspectivas reformistas o pseudorrevolucionarias, si se enfrentan los unos con los otros en vez de construir lazos de apoyo mutuo y solidaridad de clase, si siguen confiando en los métodos sindicalistas y parlamentarios, etc.

Pero así planteado queda muy abstracto. Por fuerza tenemos que plantear cuáles pueden ser los métodos para acelerar la toma de conciencia por parte de toda la clase. Y por fuerza, aunque suene "peligroso", tenemos que reconocer que hay gente más avanzada que otra. La diferencia con el leninismo es que esto hay que definirlo prácticamente, no ideológicamente.

Para el vanguardismo uno forma parte de la vanguardia revolucionaria al asumir una ideología revolucionaria o militar en una organización que tiene un programa revolucionario. Pero sacando esa mistificación tenemos que una vanguardia es la parte más adelantada de un movimiento.

Los comunistas no podemos declararnos a priori vanguardia revolucionaria por una sencilla razón: no existe un movimiento revolucionario. Además, si éste existiera, nuestra condición de vanguardia aun debería someterse a la prueba de la práctica según nuestra contribución al avance general del movimiento.

Pero los comunistas sí somos y debemos asumirnos como vanguardia en cuanto a la creación de un futuro movimiento revolucionario. Al menos en el terreno teórico.

No debemos adoctrinar, pero tampoco podemos esperar a que la clase se clarifique a sí misma "espontáneamente". Hay que enfocar esa autoclarificación como un proceso histórico en el cual podemos influir conscientemente. Y de esto, en parte, se tratan todas las webs y blogs donde colgamos textos clásicos o contemporáneos y los análisis sobre luchas actuales o sobre las "cuestiones fundamentales" de la revolución.

Saludos.

Anónimo dijo...

Hi,

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