4 ene 2009

Obrerismo



El obrerismo es una forma de ideología capitalista, endémica entre los autodefinidos revolucionarios. Es una ideología que fomenta la aceptación de la relación labor-sueldo entre individuos que se han dado cuenta de la explotación que ésta conlleva. Es por lo tanto una de las más elevadas formas de alienación.

La veneración por el obrero se encuentra en varias ideologías estatistas, como el estalinismo y el nazismo. Los trabajadores son honrados por su rol de constructores de la nación, el estado y el capital. El obrerismo venera el trabajo manual, el “trabajo con martillos”. Su visión del proletariado es el “hombre musculoso”. Mediante el rechazo del trabajo comercial y de oficinas, rechaza a una gran parte de trabajadoras asalariadas, revelándose a si mismo como sexista.

El obrerismo ha estado presente en el movimiento obrero desde el principio. Las primeras sociedades obreras, de inspiración cristiana, veneraban la honradez y el trabajo. Este moralismo linda con el obrerismo, el bastión remanente de la ideología cristiana en el movimiento obrero.

Los más fuertes proponentes del obrerismo no son los obreros manuales (que generalmente no tienen otra chance para subsistir), sino que son los ex-marginales que tomaron una decisión moral de convertirse en obreros manuales “revolucionarios”. Su avocación del obrerismo es una compensación por su falta de seguridad sobre su status de clase y una condena hacia los proletarios que se proponen opciones distintas.

En el plano teórico, el obrerismo ve a la revolución realizándose como fruto de una escalada de las luchas obreras diarias en el capitalismo. La historia revolucionaria contradice esta teoría una y otra vez. Las revoluciones francesas y rusas fueron formadas por contextos bélicos y de resistencia a la monarquía, las portuguesas y alemanas por motines, el mayo francés por una lucha estudiantil.

El Obrerismo lidia con el fracaso histórico de su teoría no mediante la corrección de su teoría sino mediante la falsificación histórica, en cada caso el rol jugado por los no-obreros es denegado o minimizado. La teoría revolucionaria en cambio analiza los eventos reales para luego entender los momentos de debilidad en el capitalismo.

Los obreros productivos, según los obreristas, mantienen una posición crucial debido a que puede, dejando de trabajar, destruir al capitalismo. En realidad la importancia de éstos está sobrevaluada, debido a que la producción es solo una parte del ciclo acumulativo del valor. Los trabajadores de las ramas de la comunicación y distribución son también una fuerza poderosa. Una huelga de trabajadores bancarios puede tener un mayor efecto para el capital que una de obreros automotrices, a su vez, una ola de disturbios urbanos puede tener más efecto que ambas juntas.

La búsqueda de facciones cruciales dentro del proletariado, cuya lucha se vea privilegiada, revela la perspectiva jerárquica que mantiene el obrerista. Surge de la visión de que el comunismo es un programa ya encuadrado que sólo necesita de tropas para ser llevado a cabo. Esto refleja la resaca del antiguo socialismo de la 2da y 3ra internacional en sus facetas socialdemócratas, leninistas o sindicalistas.

Esta teoría ve a la lucha de clases como una guerra (burguesa) con soldados y generales. El revolucionario profesional determina el programa y los obreros lo ponen en práctica.

El obrerismo y el intelectualismo son opuestos pero no se contraponen, se complementan el uno al otro, el pensamiento y la acción están separados, los trabajadores deben poner las ideas de los teóricos en práctica. Los obreristas a menudo tienen su propia crítica de los intelectuales y no para el mismo obrerista. Los obreros deben superar a los intelectuales pero no al obrerista que pretende ser distinto de un pensador especializado. El obrerismo mantiene la división acción/pensamiento y el de de facto privilegio del pensamiento, inherente al capitalismo.

El sujeto revolucionario no son los trabajadores productivos, ni siquiera los obreros, es el proletariado, aquellos sin poder social o capital económico, que no tienen nada excepto sus cadenas para perder. Además, los estratos no-proletarios pueden jugar un rol totalmente activo en un contexto revolucionario si el proletariado mismo está en actividad.

La meta del movimiento comunista, entonces, no es la de lograr el estado de los trabajadores: es la abolición de todas las clases sociales para lograr la comunidad humana, creada mediante la lucha anticapitalista.

Extraido y Traducido de Wildcat

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